Existe una manipulación mediática para desprestigiar a ciertos líderes políticos creando el prejuicio contra ellos en la opinión pública.
Este desprestigio siempre va dirigido contra una persona de izquierdas o que moleste los planes de expansión hegemónica de los Estados Unidos. Por ejemplo, lo hicieron con Pablo Iglesias, Hugo da Silva, Ada Colau, Cristina Kirchner, Rafael Correa, Chaves, Maduro... (La rebeldía de algunos les llevaron a una dictaduda en su país).
Nunca, nunca se ha hecho contra nadie de derechas o con ningún aliado de Estados Unidos.
Los poderes económicos controlan los medios de comunicación buscando el desprestigio de la izquierda, para luego, cuando haya elecciones, la gente acabe votando a la derecha que son los que con sus políticas benefician a estos poderes económicos, dándoles igual si perjudican o no al resto de los ciudadanos.
El primer paso para desprestigiar a una persona es dar constantemente noticias sobre ella que sean malas y negativas, que poco a poco inciden en la mente de los oyentes creándoles el prejuicio contra esa persona, (sobre todo si ya existía alguna clase de prejuicio hacia ella por muy insignificante que fuera)
Este prejuicio genera un SESGO COGNITIVO que hace que los oyentes le pierdan toda confianza y credibilidad, y así, una vez creado el prejuicio, el oyente creerá cualquier noticia que escuche o vea en cualquier medio de comunicación que refuerce ese prejuicio.
Cuando el locutor (o cualquier comunicador, politico...) lance sus acusaciones contra esa persona aunque no aporte ninguna prueba de esas acusaciones, el oyente, con su prejuicio, lo creerá y lo aceptará sin rechistar.
Y es así como se consigue orientar a la opinión pública en contra de cualquier líder que no convenga al sistema.
El cerebro humano es vago y tiende a no forzarse. Cuando el prejuicio está creado, lo más cómodo para el cerebro es pillar el camino de conexión de neuronas ya establecido hacia ese prejuicio que ha sido reforzado a base de continuas noticias u opiniones negativas en los medios. Por eso, cuando a alguien con el sesgo cognitivo se le pone delante pruebas objetivas de algo que sea contrario a su prejuicio, a pesar de las evidencias de las pruebas, se niega a aceptarlas porque al cerebro le cuesta crear un nuevo camino de neuronas.