...Algo más que un algo, pero un algo al fin y al cabo. Qué desilusión y que alivio a las vez.
Siendo tú el Dios personificado, se pasaba la vida detestándote; primero pensando que no le hacías mucho caso y después sintiendo que eras un fraude; un invento surgido del sufrimiento del ser humano, como invento interesado fueron después las religiones.
Cuando se le desarrolló en gran medida la zona del cerebro que regula el entendimiento, lo de "Todo Poderoso" y "Todo Benevolente" le resultaba contradictorio en su totalidad. Si todo lo podías y todo lo amabas, ¿porqué existía tanto horror? ¿porqué existía el diablo?
Definitívamente se enfadó contigo y certificó tu fraudulencia.
... y es que ella se pasó la adolescencia rezándote, rogándote una salida digna, pidiéndote sentir un amor que no sentia y demandando fuerzas para no cometer la locura. O más bien la tontuna. O la insensatez. O la injusticia. Que más da... no le hacías caso y al fin, sea como fuere, la cometió.
...Asi que te mandó al destierro y le dio la bienvenida al dios nada.
Con el paso del tiempo su vacío creció, y la sensación de soledad la hundió aún más. Nada le satisfacía, nada le era suficiente, y así se adentró en un callejón sin salida lleno de culpas y reproches.
Un buen día, deambulado por ese callejón se topó con La Puerta; era una puerta luminosa que la invitó a entrar. En su interior encontró un Dios del que nunca antes había oído hablar. Era un Dios que se decía la esencia del Todo, la información absoluta capaz de administrar todo lo existente, ya fuera vital o inerte; el punto cero de todo cuanto existe.
Y para colmo, AMOR. Pero no te equivoques; la justicia divina de este nuevo Dios no tiene nada que ver con la justicia humana. Sus miras van más allá de la concesión de los deseos humanos. Este Dios no le va a dar a las personas lo que quieren; le va a dar lo que necesitan.
Si, querido lector, que sepas que a este Dios, te será inútil pedirle clemencia o lo que sea que quieras pedir, pues siempre hará aquello que convenga para que alcances el tan ansiado, el tan necesario y el tan utópico Fin, que no es otro que alcanzar la comprensión suprema, o dicho de otra forma, el AMOR en mayúsculas. Aunque en principio te parezca injusto.
¿Será verdad? ¿Será quimera o falacia? ¿Será la necesidad del ser humano de seguir encontrando una respuesta coherente a tanta injusticia? Sea lo que sea, este Dios y la idea de que Jesús de Nazaret hablaba realmente de un "que" y no de un "quién" inunda su fuero interno de comprensión y aceptación.
Ppi.
P.D.
Comprendiendo la palabra destino que no es un cómo ni un dónde sino una causalidad.
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